31 marzo 2018

Fukú & Zafa.

El otoño después de la Caída fue oscuro (lo leí en su diario): oscuro. Seguía pensando en hacerlo, pero tenía miedo. De su hermana sobre todo, pero también de sí mismo. De la posibilidad de un milagro, de un verano invencible. Leyendo y escribiendo y mirando la TV con su mamá. Si intentas cualquier estupidez, su mamá le juró, no te dejaré tranquilo en lo que me queda de vida. Es mejor que me creas.
La creo, señora, informó haber dicho. La creo.
Durante aquellos meses no pudo dormir, y así es como terminó sacando el carro de su mamá a dar vueltas a media noche. Cada vez que salía de casa pensaba que sería la última. Iba a todas partes. Se perdió en Camden. Encontró el barrio donde me crié. Atravesó New Brunswick en el momento en que los clubes cerraban, mirando a todo el mundo, mientras el estómago lo mataba. Llegó incluso hasta Wildwood. Buscó la cafetería donde había salvado a Lola, pero había cerrado y no se había abierto nada en su lugar. Una noche recogió a una muchacha que pedía que la llevaran. Una muchacha inmensamente embarazada. Apenas hablaba inglés. Era una guatemalteca indocumentada de mejillas hundidas. Necesitaba ir a Perth Amboy y Óscar, nuestro héroe, le dijo: No te preocupes. Te llevo.
Que Dios te bendiga, dijo ella. Pero parecía lista para saltar por la ventanilla de ser necesario.
Le dio su número de teléfono, por si las moscas, pero ella nunca llamó. No le sorprendió.
Algunas noches manejó tanto tiempo y tan lejos que llegó a quedarse dormido al timón. Un segundo estaba pensando en sus personajes y el siguiente iba a la deriva, una toxicidad embriagante, a punto de caer rendido, cuando de repente sonaba una última alarma.
Lola.
Nada más excitante (escribió) que salvarse a uno mismo con el simple acto de despertar.

Junot Díaz. La maravillosa vida breve de Óscar Wao, 2007.

19 marzo 2018

Ya se alza la noche

Ya se alza la noche
– negro párpado 
y huye de súbito el héroe
que ha surcado victorioso
valles, océanos y galaxias.

El día se abre como una flor de luz idéntica
que inunda sigilosa los ojos del náufrago.

En la penumbra,
justo antes de extinguirse el sueño,
allí donde aún no existe orden, razón ni métrica,
héroe y náufrago
se abrazan.

01 marzo 2018

Adiós nube, adiós lluvia.

Adiós nube, adiós lluvia,
adiós cuento de la media tarde.
Os veré de nuevo
en esta casa y en este día,
– aquí donde los niños
sueño a sueño tejen
hábitos de batalla
sobre el tablero;
aquí que beso a beso graban
estampas de amor
en las ventanas 
junto al patio de los hoyos,
entre brumas de misa y de feria.
Adiós nube, adiós lluvia.
Adiós cuento de la media tarde.


Para Rafa de la Torre y Curro Avilés.