Taranto del Niño Creciente.

Soy natural serrano.
Me llaman el Niño Creciente
y soy natural serrano.
Si tu aroma trae el poniente
me entra el mundo en una mano,
me entra el mundo en una mano.

Yo no le temo al tiempo,
aunque sea lento y tenebroso.
Yo no le temo al tiempo.
Sólo temo que sea otro
el que se beba tu aliento,
el que se beba tu aliento.

Seguidilla del bucle.

La calma en la batalla
pensé yo que era,
y no sólo no es calma...
¡Es guerra entera!

XII.

Tú eres mi casa,
mi templo, mi castillo,
las ruinas de mi castillo.
Lameré en tus muros
mi bandera,
y adornaré tu puerta
con la anarquía tibia de mi esperma.

Autobiografía.

Como el náufrago metódico que contase las olas
que le bastan para morir;
y las contase, y las volviese a contar, para evitar errores
hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón
en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

Luis Rosales. Rimas (1937-1951), 1951.

Corpus Christi.

X.

Aunque huela a miel tu pelo
y tu voz sea dulce,
sé que es de sal tu espíritu.
Basta con arrimar los labios
a tu mejilla para probarlo.
Hubo un tiempo
en que todo fue un misterio.
No éste el único.
Ahora busco en la calle tu olor.
Y en el verano que llega.
Y en sus tormentas, que están por venir,
ya que es el cielo pardo quien condensa tu aroma.
No sé de tu origen, ni me interesa.
¿Pues por qué es sólo la vida un deseo?

Seguidilla del expolio o del reino entero.

Mil tesoros me robas
obviando el mayor:
el cetro, la corona
y un trono de amor.